Brasil

Marli paseando en su cuadro (2003)

Poemas escritos entre Joinville,Piçarras y Jaraguá
entre Enero y Diciembre del 2003


Para Siempre


Cuando por fin salió
la luna esperaba afuera
inmensa esfera
consuelo del desamor
secó las lágrimas
con el puño del abrigo
y olvidó
de ella para siempre...

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Finales


Ahora que el murmullo
es de estrellas
y el viento nocturno
sopla y despeina
el paisaje de antenas

ahora que el camino
se iguala a la línea
en la palma de la mano
sin duda,
no hay más destino
que aquel
que estaba marcado.

Ahora que las noches
son ruidos de coches lejanos
y voces que entonan canciones,
a contramano

ahora que enloquecen
los semáforos
y las calles son nuestras,
pregunto dónde estará
la próxima maestra

No hay taxi libre
las madres duermen
y todas las farmacias
han cerrado
nadie quiere estar solo
esta noche,
pero estamos acostumbrados...

Ahora que los amigos
se quedan en casa
frente a la P.C
ahora que el humo
de mis cigarros
ya no seducen al invierno
ni al infierno de este bar

ahora qué,
y ahora qué ?

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Flores nocturnas


Alas de mariposas
secas
en mañanas de Abril.
Todo alrededor parece
un domingo lento.
Hoy las paredes se llueven
la tormenta
ha tomado la casa
y sin embargo nadie sabe
de tus pies mojados,
de la garganta en ruinas
de los puños cerrados
donde descansan las sienes.

Estoy pensando en vos
Jenny
en las máscaras
en el miedo
en las escaleras del hotel del prado
en el dolor
que ayer halló refugio
debajo de la piel

y antes que tomara el pecho
hurgué en mis bolsillos
y sólo encontré
estas flores nocturnas,
es todo lo que tengo
te las regalo.

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Coitus interruptus



Alguien
llamó a la puerta
en mitad de la fiesta
y en un segundo
los pasajeros
de la montaña rusa
quedaron detenidos
en la última subida,
la calesita
fue un disco rayado
infinito,
la noche en la que nadie
dió en el blanco,

los enanos crecieron
de golpe
y los leones
aburridos de jugar con fuego
se quedaron dormidos.

Tal fue la interrupción
que hasta los payasos
inquietos y nervisos en el túnel
jamás salieron
a escena...


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Fiebre



Marli,
en dónde estás

vuelo de fiebre
esta noche
y por más que el hospital
está sólo a unos pasos
ninguna enfermera
se quedaría a mi lado
mientras transpiro,
deliro

y no te
encuentro.


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Historia
Cuando era niña jugaba sola en el parque,
y mientras olía las hojas secas, soñaba con príncipes encantados.... Marli


La niña esta jugando sola
a cenicienta
ya que en sus mundos
aún caben
príncipes encantados,
maridos soñados
y vestidos blancos
que bajan lentos las escaleras.

La niña rueda
cubierta de hojas secas,
a veinte metros de distancia
la estoy viendo,
la reconozco.

La tarde trae
un lejano olor a humo
y nos envuelve inmóviles
en su celofán perezoso.

La niña está oliendo
una hoja caída
cierra los ojos
y halla príncipes que han olvidado
el encanto de las caricias
maridos lavando autos
en fines de semana fotocopiados,
y un vestido blanco
que allí en el último estante
yace tan pálido e inmóvil
como un empleado público
a punto de jubilarse,
o como aquel pingüino disecado
que en una cafetería de Joinville
nos miraba fijo.

Ahora
sus ojos me hablan del camino
y despiden lágrimas negras
como velas que se consumen
mientras sus manos
y las mías
se juran amor eterno
o por lo menos
no morir jamás en vano.


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Hogar


Mis manos arañas
trepando ansiosas tus muslos
y aunque sospecho
que nunca te detuviste
ante un tango de Gardel
o el terciopelo azul
de la voz de Cohen
o un poema urgente de Benedetti
o algún libro oliendo a alcohol
de esos de Bukosky,
esa noche
sentada a mi lado
mientras el mundo pasaba veloz
por la ventanilla
entendiste las razones
de los barcos cansados
que duermen en el puerto
o el misterio de los gatos
que siempre vuelven a casa.
Por eso al verme
tan huérfano y bajo la lluvia
giraste el cerrojo
y me llevaste a dormir, y no
en tus adentros.


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Marli



Bailarina de una caja de cristal
el mundo giraba en torno tuyo
fue casi un milagro
el niño inquieto se detuvo
ante el encanto
sin duda que las musas siempre bailan solas.

Tu vuelta exacta, la mirada fija
en un país lejano
la cuerda floja llegando a su fin
y el segundo en el cual
como en la rueda de la fortuna
tu frente que no supo sonreír
se detuvo justo en medio de mis ojos.

Luego fue la vergüenza de ver más allá
de los espejos rotos
el haz de alegría colándose por mi ventana
y este puñado de hormigas curiosas
como turistas del alma.


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Melodías nocturnas



En esta pensión ya no se duerme
porque cada noche
es un cuento de Bukowsky.
Alguien discute al lado,
otro amenaza con tirarse,
abajo ríen como hienas
y en el pasillo
otro pasa lento
apoyado sobre una baranda
apolillada.

Y a la hora de los gemidos
(que es la misma del desvelo)
las camas
como una orquesta
improvisada en la penumbra,
comienzan a tocar
sus melodías nocturnas.


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Simplemente


Amo a una mujer
que en su silencio
me ofrece
la manzana prohibida
del jardín más secreto.

Amo a una mujer
por la cual
daría lo que aún no es mío
porque ya nada va a serlo.

Amo a una mujer
que se quitó el disfraz
en medio de un carnaval
en ruinas.

Amo a una mujer
que es sol
en tardes grises y ajenas
y luna en mi cuarto
cuando creo en milagros.

En fin
amo a la mujer
más valiente del mundo
porque sin saberlo
ha sabido domesticar
mi instinto asesino.

Y eso no es todo
ya que en su ausencia
también amo a esa mujer
cuando desde la cornisa
contemplo el paisaje nocturno
como un gato desvelado y aftemio
que ha entregado sus garras
a cambio de este poema
quién iba a creerlo

yo no.


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S.O.S


Quién eres
que me has llamado sin voz
que has puesto alerta
la piel
sin necesidad de tacto
¿Acaso mujer que mata
el tiempo en mis ojos?
¿Acaso cómplice en este juego
de todos contra todos?

No importa, me alcanzan
tus pocas horas
tus ojos de extraño cielo,
me quedo con el beso que imagino
lo guardo en mi bolsillo
hasta el día en el que te lo cambie
por el milagro
de tus labios solidarios
rescatando a los míos.


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Tarde en la playa



A treinta metros
dos niños gritan en español
mientras juegan en el agua.
El mejor alimentado
me hace acordar al niño que fui
incluso en tardes como esta
de obligatorias playas.

En la orilla
descansa
una mujer de unos cuarenta años
lleva un traje de baño negro, entero.
Despreocupada, feliz, maternal,
también me recuerda
a mi madre
por aquellos días.

Hoy este niño
quisiera acercársele
y pedirle que lo lleve de vuelta
aunque esta tarde también
en ómnibus regrese lleno.


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Última fila


Mientras el pastor
cantaba
con los brazos en alto,
mis ojos proyectaban
en el éter,
los ojos de ella,
profundos océanos oscuros
cansados
como los de la víctima
que por última vez
le hablan al victimario.

Cantaban
tomados de la mano
mientras yo
desde la última fila
recorría lento su piel
entre penumbras
de noches pasadas
y lluvias benditas
de tardes siguientes.

Cuando dio
el último acorde
fue la gloria divina
llegando al punto G del alma,
y yo tan solo allí
en la última fila
quedé extasiado
perdido en su recuerdo.
La paz invadió mi pecho
y aquella oración final
fue la última estacada al dolor
fue entonces que entendí

por qué Dios es amor.


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Tarde

a J.Prado

La calle está habitada
de vidas que pasan
sin apuro.
Los árboles bailan
en invierno
parece que todo duerme
hasta los pájaros
en los nidos
hasta el reloj que late lento
en la pared.

La calle está mojada
y un niño habla solo
recostado contra un muro
un viejo para de caminar
y se queda como pensando
en setenta años atrás.

Veo a mi padre
con sus manos juntas detrás
levemente encorvado
caminando hacia el verano
porque este invierno
nos separa y nos encierra
en nosotros mismos.

La calle está vacía
todo se ha ido
y ha quedado grabado
en la retina
menos mi padre
que volvió temprano
a su habitación
la más iluminada
de este hotel
con paredes cansadas..